Lucía (1)

06.03.2021

Cuando éramos niños, Lucía y yo jugábamos juntos en el jardín de la casa de mis abuelos, salíamos corriendo uno tras del otro y antes de acabar el juego de "los montones de árboles"; su madre le llamaba para que asistiera a sus clases de música. Yo la esperaba siempre sentado en el sofá negro de mi padre, dibujando retratos de ella, los hacía porque su rostro era lo que más recordaba durante su ausencia, sus cándidos ojos y sus labios delgados; también hacía ocasionalmente dibujos de mis abuelos cuándo dormían, mientras yo me entretenía leyendo las raras revistas de mi padre, que tenían fotos de mujeres que mostraban su piel y escondían su sexo, una vez encontré una foto de una muchacha que se parecía mucho a Perla, la sirvienta de la casa y madre de Ana, amiga de Lucía; pero los que más me gustaban, eran los de Lucía.

Cuando Lucía llegaba por la noche, yo me emocionaba y ella preguntaba si la había extrañado, y naturalmente, como responde un niño de 9 años que está enamorado, le contestaba que sí. Luego Ariana su madre nos llevaba a la casa de mi padre. Pasábamos el día en casa de mis abuelos porque ambos trabajaban todo el día y mi padre siempre dijo que prefería que la educación de familia fuera precisamente eso, de familia y no de nanas como pasaba con algunos compañeros. Creo que Ariana le metió eso en la cabeza cuándo fue mi maestra del jardín de niños.

Lucía siempre dibujas a Lucía, me decía Piotr el chofer que nos llevaba y nos traía a todos lados, era casi como un padre para mí, sus ojos mediterráneos me recordaban a los de mi abuelo. Stanislav, mi amigo, tiene 57 años, bueno, los tendría si el cigarrillo no le hubiera privado de respirar eternamente aquella tarde invernal que Lucía se comprometió con el idiota de Carlos, pero me gusta pensar que sigue vivo. Nunca me agradó Carlos desde que lo conocí en la clase de dibujo del profesor Mota, Carlos es un tipo arrogante, correoso y de poca monta, tan sólo recordar su rostro me provoca náuseas.

Crecimos y todos los días después de los once, cuando ella estaba ya dormida en el cuarto que está junto al de mi padre y Ariana, yo iba a visitarlo; le pedía que dejara la puerta entreabierta, para que yo, pudiera abrir sin hacer ningún ruido más que el susurro para despertarla. ¡Luci! ¡Lucía despierta!

Layla, Julián Solo y Soul Power
Todos los derechos reservados 2021
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar